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 [Reportaje] Flappy Bird: 10 años desde el Ícaro virtual


Escrito por: Tom Castillo

¿Recuerdan Flappy Bird? Si como yo fuiste un niño o adolescente con un peligroso acceso no supervisado a internet, probablemente te suena. Este simplón juego tomó al mundo por sorpresa, y dominó millones de celulares a finales de 2013, y comienzos de 2014. Como entiendo que la memoria puede ser un tanto frágil, además de que probablemente no se la pasen recordando videojuegos móviles del año de la callampa, hoy amablemente les refrescaré su historia.

Nuestro protagonista


Partamos con lo básico. Este es Dong Nguyen, el enigmático creador de Flappy Bird, y del estudio indie “.Gears”.

Oriundo del pueblo Van Phuc, ubicado en Hanoi, Vietnam, comenzó su carrera en el desarrollo de juegos móviles a una temprana edad. Según Business Insider, habría aprendió a programar a los 16 años, y fundó su estudio Gear en 2005.



Su primera consola fue un clon de la NES, que me imagino habrá sido algo similar a nuestra legendaria polystation. Frustrado por la creciente complejidad de los videojuegos de finales de los 2000, desarrolló una filosofía de diseño minimalista, enfocada en crear títulos simples, y cuyo principal atractivo sea un loop adictivo de gameplay. Bastante similar a lo que abundaba en la era de los clásicos de arcade, Atari, y NES. El resultado de esta filosofía de diseño es, prácticamente, el gran llamativo del recordado Flappy Bird, pero también es posible verlo en otros de sus juegos como Shuriken Block, Smashing Kitty, Swing Copters, o Ninjas Assault.


Ahora bien, Nguyen desarrolló varios títulos antes de dar su “homerun”. Mentiría si les dijese que alguno de estos logró algo más que un puñado de reseñas tibias y una recepción que no terminaba de convencer . De hecho, al hacer el ejercicio de revisitar varios de estos títulos, muchos de estos están esparcidos en zonas olvidadas del internet en formato HTML5, mientras que otros están atrapados en la App Store de IOS, o en la aplicación de Amazon. Esto los convierte en un verdadero dolor de cabeza, pues, acceder a estos resulta obtuso, o, en el peor de los casos ser experiencia pésima, ya que están anclados a aplicaciones web no pensadas para juegos con tanto énfasis en el “tapeo” y “swipeo”.

Para los masoquistas que nos lean, les dejé adjuntos algunos links en el nombre de cada uno para que puedan experimentarlos, aunque debo advertirles que tampoco son la gran cosa, salvo la pequeña excepción de Swing Copters. El resto son títulos dolorosamente básicos, repetitivos, y carentes de cualquier chispa jugable que los haga “adictivos”. Incluso para su época, estos juegos no son muy distintos a lo que veríamos en las profundidades de las tiendas de apps, tanto así que me recuerdan a muchísimos otros proyectos indies que surgieron durante los comienzos de la década pasada. 


En el caso de Swing Copters , el panorama no es tan distinto
. Nacido como una respuesta directa de Nguyen al éxito de Flappy Bird, Swing Copters fue un intento claro de volver a capturar la chispa que catapultó al icónico pájaro. No es la gran cosa, de hecho, recorre las mismas filosofías de diseño que cualquier otro título de .Gears, pero es, en comparación, el mejor logrado del montón. La idea es clara, se ejecuta bien, y logra empacar todo esto en una presentación bastante profesional. Curiosamente, su único gran problema es que salió justo en el peor momento posible. Flappy Bird canibalizó toda posible atención que pudo haber tenido.

De 0 a 100: ¿Talento o suerte algorítmica?



Tal y como lo mencioné en la review  publicada justo al término de 2023 -y que por supuesto que les recomiendo leer aquí-, no creo que Flappy Bird sea un buen juego, o uno particularmente interesante. De hecho, incluso en su año de éxito, existían otros títulos bastante superiores a él. Las razones detrás de su explosión de popularidad son, de cierta forma, un misterio. Resulta un poco difícil creer que un título tan simple haya logrado tanta popularidad, en tan poquísimo.



Mostrado por primera vez el 29 de abril de 2013, bajo el nombre de “Flap Flap”, fue un título que pasó desapercibido por gran parte de su corta vida. Su lanzamiento oficial fue en la App Store durante el 24 de mayo de 2013. Tal y como lo evidencia el twitter de Nguyen, no recibió atención alguna durante su lanzamiento y en los meses posteriores.

Todo empezaría a cambiar el mes de noviembre. Sería justamente este momento donde adquirió algo de atención gracias al lanzamiento de un parche menor. Pero como todos ya bien sabemos, el éxito de Flappy Bird salió, literalmente, de la nada.








A finales del mismo mes, comenzaría la “magia algorítmica”, que podría adjudicarse al impulso entregado por la actualización. Inmediatamente, el juego comenzaría a ganar popularidad exponencialmente durante las semanas de diciembre y enero.

Suena abrupto -porque realmente lo es-, pero este impulso inicial fue lo que ayudó a levantar al juego, y, de hecho, motivó la publicación de los primeros contenidos que hacían hincapié en su naturaleza frustrante y adictiva. Estos recorrieron el internet rápidamente, e incluso hubo más de algun post que fue retuiteados por el mismísimo Nguyen.

Luego, como en un parpadeo, comenzó la viralidad.



Los post explotaron, y las visitas se dispararon. La visibilidad y alcance de las -en ese entonces- novedosas redes sociales, permitió que, tan solo en cosa de días, Flappy Bird se tornara en un trend permanente en el internet. Poco a poco se convertía en un tópico recurrente en los medios de comunicación enfocados en la entretención. 

Esto, en consecuencia, provocó que Flappy Bird pasara de ser algo famoso en redes, a ser un fenómeno completamente global. Suena un tanto absurdo de explicar -y de entender-, pero este simple juego fue se había transformado en una experiencia social, tanto dentro de las redes, como incluso fuera de ellas.



El ritmo de su crecimiento no se detuvo. El medio británico Wired reportó que, el 17 de enero de 2014 fue el día en que Flappy Bird alcanzó el primer puesto de aplicaciones gratis en la App Store. Misma historia se repetiría en Android, pues, pese al corto periodo que estuvo, se posicionó firmemente como la app gratuita más descargada. Fue durante estas semanas cuando Flappy Bird consumió Youtube, Twitter, y Facebook. Era el tema más bullado en redes, y el tópico favorito en los artículos online. Incluso, estaba comenzando a convertirse en un ícono de la cultura del internet, puesto a que su sencillo y viral diseño eran, para muchos, una de las piezas más influyentes de aquella temprana cultura de redes sociales. 


Esto mismo llevó a que el icónico pajarraco pasara de estar confinado a su espacio virtual, a ser el protagonista de poleras, memes, tazones, posters, stickers, fondos de pantalla, trends, juguetes, y prácticamente cualquier pieza de memorabilia  fácilmente creable en sus minutos de fama.

Ahora, tampoco quiero ignorar un detalle importante de esta historia, y es que la posible utilización de bots por parte de Nguyen para fortalecer, -algorítmicamente hablando- la presencia del juego en sus inicios, pudo ser una de las razones de su desmesurado aumento de popularidad, pues resulta inverosímil que un título así se haya convertido, de la noche a la mañana, en una de las piezas más icónicas de internet. 

De hecho, esta ha sido una discusión recurrente durante los años. Visto bajo la lógica de hace una década, resulta bastante raro pensar que un título así no tan solo pudiera alcanzar aquellos números, sino que también lograra dominar el mercado del mobile gaming durante una respetable parte del tiempo que estuvo vivo.

Sin embargo, el tiempo ha demostrado que, incluso los contenidos más extraños y de nicho, tienen una real posibilidad de viralizarse si se alinean las estrellas algorítmicas. Flappy Bird fue, a todas luces, un caso único y que podría catalogarse como un “flash in the pan”, pues alcanzó un éxito histórico, y en muy poco tiempo. Pero quienes conozcan esta historia (o el meme), saben que esto no duró mucho.

"Suffering from success"



El éxito de Flappy Bird no le sentó bien a Nguyen. Incluso, me atrevería a decir que, más que traerle beneficios, terminó por perjudicar gravemente su carrera como desarrollador indie. Como era el creador del título más importante del momento, Nguyen se convirtió, sin quererlo, en uno de los desarrolladores más importante del medio, al menos según consignaba Business Insider. Esto podría ser un escenario maravilloso y de ensueño para algunos, pero, para él, tener todos los ojos del mundo encima fue la peor experiencia de su vida, especialmente si consideramos los comentarios que el éxito de este juego suscitó en otros desarrolladores, o en jugadores alrededor del globo.



El hate era algo más que común, pues, a todas luces, el éxito de un juego así causaba envidia y frustración en diversos sectores de la escena indie. “Este juego de mierda no merece ser popular”, “Cualquier basura se vuelve viral”, “Nguyen usó bots para hacer famoso esta porquería”, fueron algunos que, aunque no eran tan literales, circularon en los momentos peak de su juego.

Además, la simpleza del juego era un motivo constante de críticas de quiénes “no lo entendían”, y con justa razón, puesto que resultaba bastante ridículo pensar que un juego así haya alcanzado tal popularidad. Era simultánea y paradójicamente un ícono del mobile gaming, y el hazmerreír de la escena indie. Esto fue lo que terminó por afectar seriamente a Nguyen, aunque no por las razones que podríamos intuir.

Nguyen confirmó que su punto de quiebre fue la adicción que este pequeño proyecto había generado en los jugadores. Y aunque suena muy a propaganda de los 90’s en contra del gaming, la preocupación de Nguyen estaba algo justificada.

Existen rumores de que existieron víctimas físicas de la adicción del juego, pero, tras indagar la veracidad de estos para la realización de este reportaje, ninguno resultó ser real. Lo que sí fue real, fue que las redes sociales habían despertado algo terrible en quienes relacionan el éxito viral del juego con la aprobación parasocial de las redes. Es decir, se hizo una cantidad absurda de contenido relacionado a Flappy Bird, convirtiéndolo en una obsesión global, que consumió la vida de usuarios sedientos por la atención que traía el juego. Esto resulta bastante curioso, porque el juego terminó saturando a su creador incluso antes que al propio resto del mundo. Algo bastante poco común -en su época- para algo tan superficial como un juego móvil. Aunque ya bien sabemos que, algunos son capaces de lo inimaginable por aferrarse a fugaz atención de un “milagro algorítmico”.

En respuesta a esta enfermiza obsesión viral, un 8 de febrero de 2014, Nguyen colapsó:


El éxito de su propia creación le estaba destruyendo, y como ultimátum a esta inmensurable presión, Dong Nguyen publicó este enigmático tweet:

Es interesante recordarlo ya que, en su momento, se pensó bastante que Nguyen no terminaría por matar a su gallina de huevos de oro, pues resultaba ilógico destruir el éxito más grande de tu carrera. Acabar con la literal impresora de billetes era el pájaro fue algo impensable. Lo que se vuelve aún más inverosímil cuando consideramos que este juego contaba con anuncios que según una entrevista con el medio The Verge, le daban unos 50 mil dólares diarios. Si consideramos el tiempo que estuvo Flappy Bird en las tiendas apps, podría haber generado cerca de 1 millón y medio de dólares durante el peak de su vida, una cifra absurdamente alta para un proyecto tan simple.


Para Nguyen esto no era tema. El dinero pasó a un segundo plano, y decidió optar por la opción más controversial -y quizás sana para él-. Tal y como lo afirmó en su tweet, Nguyen mató a Flappy Bird un 9 de febrero de 2014. Una decisión impensable para muchos, y que generó una reacción explosiva e inmediata en todo el internet.

Las horas que siguieron a esto fueron un absoluto caos. La muerte prematura de algo tan viral provocó una serie de eventos que, 10 años después, son igual de absurdos que cuando se reportaron originalmente.

Básicamente:

1. Se creó un mercado de celulares con Flappy Bird instalado, en base a la desaparición prematura y posterior inaccesibilidad del título, algunos incluso alcanzaron los miles de dólares.


2. Las tiendas de Apps sufrieron un aumento increíble de versiones fruna de Flappy Bird que buscaban desesperadamente reemplazar al original. Al respecto, les recomiendo encarecidamente este artículo Buzzfeed, donde aparece lo mejor de lo peor.



3. Se comenzó a especular incesablemente sobre la vida de Nguyen, lo que puso, por una última vez, los ojos sobre su tranquila vida.





Nguyen, por su parte, decidió dar el paso hacia atrás, y desaparecer lentamente del internet. Respondió solemnemente que quería volver a su vida anterior al éxito, y que estaba cansado del fenómeno que el mismo creó. Era tiempo de olvidar el maldito pájaro.

El mundo post Flappy Bird

La muerte de Flappy Bird, a manos del pobre Nguyen, es algo que considero atemporal. Es algo que bordea en lo poético.

Y digamos que da bastante qué pensar, pues como mencioné anteriormente, era la gallina de los huevos de oro para su creador. Perfectamente podría haberse convertido en un gigante dentro del mobile gaming. Su competencia bien sabía esto y como vimos, tras la prematura muerte de Flappy Bird, ambas tiendas se llenaron de “knock-offs”. Imitaciones que intentaban, de la forma más desesperada posible, rascar la más mínima pizca de éxito que quedase del original, querían aprovecharse de la simpleza del original para bombear interminables variaciones y permutaciones de la idea en todo canal posible.

Durante meses, el mercado móvil solo conoció Flappy Bird, y sus peores versiones, lo que se extendió hasta que el desarrollador indie menos talentoso se hartara de la idea, y decidiera saltar a copiar otro juego más popular.

Para varios, este sería el fin, pues, tal y como podría esperarse, las copias terminaron por matar el boom que causó el original. Sin embargo, tras la muerte de Flappy Bird, Nguyen lanzó otro juego: Swing Copters, que alcanzó a gozar cierta popularidad gracias a los resquicios de atención que quedaron tras el incidente, pero ya no había vuelta atrás, pues este fue rápidamente olvidado por el público general. Nguyen lo había logrado, en cosa de semanas, el pájaro pasó de ser uno de los tópicos más importantes de las redes sociales, a no ser más que un recuerdo burdo del internet de 2014.

Nguyen estrenó una secuela a Flappy Bird, cosa que tomó a varios por sorpresa, y que se sintió más bien como un arrepentido intento de revivir un juego muerto. Flappy Bird Family fue lanzado en agosto de 2014, en exclusiva para la Amazon Fire TV, y, bueno, no logró capturar nada del fugaz éxito de su predecesor. Digamos que no le ayudó para nada su timing de lanzamiento -que se dio tan solo meses después de la desaparición del original- y además estaba en una plataforma tan poco conocida con alcances mínimos. En síntesis, Flappy Bird Family nació muerto.


Era evidente que su ticket dorado había expirado, y que .Gears tendría que empezar a ver otras formas de volver a posicionarse como un estudio mundial, cosa que, en una decada no ha vuelto a lograr. El estudio sigue lanzando juegos, muchos de ellos gozando de un éxito bastante moderado, pero que son ínfimos en comparación a los picos de popularidad que alguna vez lograron. Es complejo saber si esto alegra a Dong, o si, dentro de todo lo que provocó el maldito pájaro provocó, realmente valió la pena cortar el cable tan prematuramente. Al menos, en sus redes se le ve feliz, y comenta abiertamente cómo Flappy Bird jugó una parte fundamental en su carrera.



Para cerrar, este incidente, -en mi más honesta opinión- es un caso digno de estudio. Es una demostración clara de cómo el algoritmo de las redes sociales puede volcar la vida de un creador de contenido, y cómo el éxito y la viralidad no siempre son algo deseable.

Si pasan tanto tiempo en el internet como yo (por favor, no lo hagan) sabrán que, casos como el de Nguyen, hay muchos, tanto así que, el tener el foco de millones en redes sociales es algo que podemos ver con cierta periodicidad. Pero, no puedo sino pensar en que bordea en lo maquiavélico el cómo los algoritmos - que muchas veces nos son enteramente invisibles-  pueden centrar la atención de todo el mundo en cosas tan mundanas, y sin mayor aviso.

Los últimos años nos han demostrado que el internet es un espacio verdaderamente volátil e incomprensible, tanto así que, muchas veces, no tenemos un real agarre del cómo o porqué ciertas cosas alcanzan tales niveles de notoriedad. Me gustaría decir que, desde las comunicaciones, hemos sabido comprender partes de este puzzle, pero, los años me han confirmado que no hay una real fórmula; en muchos casos, todo es suerte, en su forma más pura. Evidentemente, existen factores que pueden aumentar tu alcance, tales como el buen contenido, la optimización de redes y sitios (SEO y otras porquerías), o incluso el timing comunicacional, pero, esto no es más que añadir probabilidad al roll de la suerte virtual. En muchos casos, sigue siendo cosa de literalmente “ganarse el kino algorítmico”.

Aun así, siento que es necesario estudiar en detalle los millones de historias que este maravilloso medio nos ha dado, especialmente aquellas que el tiempo mismo ha olvidado. Flappy Bird no será un gran juego, pero aun así me es inolvidable, pues, su historia es uno de los ejemplos más claros de cómo, en la gran mayoría de los casos, el internet es una fuerza caótica, absurda, y extraña. Ha creado famas, destruido empresas, cambiado carreras, y ha permitido que, en cosa de semanas, un desarrollador indie vietnamita pasara de ser un donnadie, a uno de los creadores más importantes de la pasada década.

#RIPFlappyBird



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